Nada era
cierto. Todo había sido un mal sueño. Muy malo.
Os lo contaré:
Yo estaba en el
puente de mi precioso barco mirando como mis marineros izaban las
velas y arrancaban el motor y al cabo de un instante ya estábamos
zarpando del muelle.
Pasada media
hora nos encontrábamos en ancho mar. Nos divertíamos jugando al
mus, charlando y comiendo, pero no cabe duda de que también
dormíamos y pescábamos algún que otro pez.
Pero un día se
desató una terrible tempestad, pero por suerte no acabamos ninguno
muerto ni siquiera herido.
Así pasaban
los días uno tras otro.
Un día
soleado, mientras jugábamos al mus el tintineo de la campana de una
caña resonó de repente y todos fuimos a recogerla, pero no lo
conseguíamos porque pesaba demasiado.
De pronto,
surgió del agua el ser mas temido de todos los océanos: El calamar
más gigante de los calamares gigantes.
Agarró barco
con sus enormes tentáculos, abrió sus fauces y empezó a comérselo
y yo empece a gritar y con el grito que di me desperté.
Ese fue el
sueño que tuve y desde entonces no tengo miedo a las pesadillas,
porque se que no son verdad.
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